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jueves, diciembre 09, 2004

Red de compatibilidades 

No me gusta la gente virtuosa. Siempre odié las frutillas y las ovejas y los dibujitos animados de superhéroes justicieros.
Y los estudiosos no entienden, y las vírgenes solo temen, y los intelectuales nunca me hablan por ejemplo de Cristo, y los curas en verdad lo odian.

Los extremos no llevan a nada (William Blake habría de vestirse muy mal).


Tampoco hay defectos más defectuosos que la cacofonía de esa palabra. A mí me simpatizan los distraídos, los malos actores, los mentirosos blancos, los tartamudos, y los perros berretas con cejas color café.
Que siguen siendo defectuosos, claro
porque Dios podrá ser una negra zulú
pero nunca pierde las llaves de su casa.

Joder, qué nos queda! Encontrar gente idéntica a nosotros?

Estamos hechos de compatibilidades, señores.
Supongamos que A le da un beso a B (siempre me gustó recurrir a estas nomenclaturas ejemplificadoras abstractas). A, que desde el vamos estaba re caliente con B, descubre que B besa peor que un nene de 11 años: muerde, babosea, se soba los mocos e interrumpe a cada rato para halagar de manera cursi la performance de su acompañante. A huye espantado (y para hacerlo más emocionante le pega una patada en los huevos a B). B se vuelve a su casa y en el camino crúzase con C, que también le tiene ganas entonces le da un beso (bueno man, no soy Marguerite Durás!). C no solo se manifiesta particularmente gustoso ante cada mordida brusca de B, sino que le juega una apuesta a ver quién es capaz de salivar más en un minuto y se mea encima ante cada elogio almibarado que recibe.
Entonces, si B es feliz besando a C y viceversa, qué mierda importa que se babeen entre ellos?
No confúndase por favor todo esto con argumentos en favor de una "tolerancia" que se confunde a su vez con "indiferencia", no me interesa el "si yo no te jodo vos no me jodas", aquí apunto a otra cosa (aquí, en esta ópera cumbre). Voy a que un defecto, dos defectos o un cajón de verduras lleno de defectos no representan un problema en sí, siempre encontrarás a alguien que se enamore de tu inmadurez, de tus chistes malos, tus comentarios estúpidos, de esas patas de gallo que te salieron a los costados de los ojos o de tu culo celulítico. So, ahora que lo sabés gastate la plata que habías ahorrado para el tratamiento en el Centro Estético Integral Adriana Salgueiro en un par de entradas para el Parque de la Costa en compañía del defectuoso de turno que flasheó con tus imperfecciones.

Sabías que tengo un amigo judío?

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